miércoles, 27 de agosto de 2008

Pedro Miguel



Nadie lo busca, la gente le teme, lo tratan como si fuera un delincuente, y después de todo es un desafortunado que nació loco,
Pedro Miguel, está perdido en una celda, y quizás recuerda las canciones que le gustan, quizás piensa en planes macabros, o que lo están envenenando, pero seguro no piensa que alguien lo quiere.
Pedro miguel, desconfía de todos, de cada paso, y nadie le saca la idea de que las hojas no muerden, de que los paraguas no son para la tortura o las tortugas para el ahogo.
Si alguien se le acerca, bastara con mirarlo para ver que es solo un ser de más humano, con patas de elefante, con pico de pájaro, con una sartén en la cabeza, y dos cebollas de ojos que se mojan casi siempre.

domingo, 17 de agosto de 2008

Milagro


Tengo record de clicks ciegos.Estoy agonizando sobre el teclado. Acampo en la mesa de la computadora con la tonta esperanza de inscribirme alguna vez en la comisón de quiebras. Vasos, café, cigarros si es que fumara, pero no fumo.
Rezo a mis dioses profanos, por q me parece poca cosa como para molestar a mi Dios, y aún así no puedo.
Me he convertido en una automata inerte. Sólo un milagro puede darme la eutanasia que espero.

jueves, 7 de agosto de 2008

Un viaje peligroso!



Aeropuerto de Sao Pablo, camino a Rio de Janeiro.
Quizás el viaje de cansador se tornó insoportable al momento que nos pidieron abrir el bolso y nos confiscaron el dulce de leche para la familia cunha.
Fue como si toda la argentina fuese agraviada, un dulce de leche, al tacho, una imagen fuerte, digna de la intervención del INADI.
Desde ahí, tambaleamos más que movernos. Después de esperar por horas en preembarque asustadas porque los habanas costaban tres reais y medio cada uno (como cinco pesos argentinos), subimos al avión y como era un vuelo a París con escala Rio de Janeiro, tuvimos que esperar una hora más sentadas dentro del avión, muertas de sueño y con un poco de hambre. Preocupadas también por la hora a la que llegaríamos y los problemas aparejados.
Por fin el vuelo empezó, abróchense los cinturones, empezamos operaciones de despegue.
Luego de que el tráfico de aviones nos permitiera el turno del despegue, volamos menos de treinta minutos y ya estuvimos aterrizando en suelo carioca.
Pero cuando uno piensa en carioca, se imagina una recibida en Honolulu o kaoui, y no por error geográfico, sino por que nuestra sociabilización hollywoodense nos enseñó el paraíso con el nombre de Hawái. Tanto es así que en todo nuevo paraíso uno espera, un grupo de muchachas y muchachos, (garotos y garotas en este lugar), esperando con coronas de flores y palmas para abanicar, vestidos con polleras de pajas , pieles bronceadas.
Sin embargo, lejos de ser un edén el destino, fue un aeropuerto semivacío, oscuro en la noche, con sus bancos para Exchange cerrados, con sus duty frees, gostosos para vender mas no gostosos para trocar seus reais en dólares.
Decidimos seguir por el laberinto, después de respirar por habernos encontrado con la valijas, en buen estado, y allí justo en el momento que la locura, y el arrepentimiento y el horror, nos estaba llegando, en la aduana, Ariadna, vestido de administrativo y con barba, nos miraba con lástima de padre y nos ofrecía hacerse cargo de nuestros paradero.
Nos preguntó si nos esperaban, dijimos que no, con la misma , exacta cara del gato con botas en la película de shrek, al momento que se quita el sombrero y los estruja entre las manos, y ahí lo conmovimos.
Mientras la señora de la lado, como música de fondo, y como si el miedo fuera poco repetía, ¿dos filhas sosinhas no taxi? ¿Dos finhas sosinhas no taxi? A esta houra da noite. No sólo eramos dos filhas solas en el taxi a esas horas, peor aún, no teníamos más que dólares y de a cien para pagar, y lo peor, que era lo que menos se aconsejaba.
Es decir que a esas horas, una de la mañana aproximadamente, reuniámos todos los extremos de la vulnerabilidad, nos faltaba estar pobres, y ya cartón lleno.
Eramos mujeres, jóvenes, solas, sin nadie que nos buscara, altas horas de la noche, ciudad insegura, aeropuerto lejísimos, y sin reais para pagar.
Esta historia continuará….

Desorden??



He decidido respetar la voluntad de los objetos, si vos a eso le llamas desorden , el problema es tuyo y de tus calificaciones.

domingo, 3 de agosto de 2008

Cuentos chinos


-los chinos no son como los de antes- dice mi abuela.
Una vez en la fila del supermercado había una mosca dando vuelta por las cabezas de las señoras que esperaban antes que yo, hacía calor y la mosca insoportable zumbía de aquí para allá, saqué de mi cartera el abanico y cuando estuvo quieta, apoyada en el escritorio del cajero, Paff, le asenté un golpe seco, y la mosca quedó medio muerta. El chino que estaba cobrando me miró asustado, y dijo -ute señora buenita no puede matar animalitos, ute é buena.
Yo le repliqué que sólo la estaba espantando, y corrí a la mosca qe ya era cadáver, de la mesa, para que volara por los aires. Cayó pesada en el piso.
Pero los chinos pronto se malacostrumbran, y a ese tan moralista, lo encontré el otro día gritandole malas palabras al carnicero, haciendolo padecer al buen cristiano. Es que los nuevos chinos malapalabreros vienen a arruinar a los primeros. No hay como los chinos de antes.
(Copacaravana de Supermercado chino).