viernes, 22 de mayo de 2009

Confesiones


Dejenme encontrarme y vuelvo a la carga. Estoy desconectada.
Imagen by Charlie Harper, pero no el Charlie Harper de Two and a half men

lunes, 11 de mayo de 2009

El problema de la abuela


Nuestro jardín era tan largo que terminaba en la calle que pasaba por detrás de nuestra casa. Roberto siempre insistía en que mi madre, una señora entrada en carnes, y que caminaba con un ´bastón, recorriera todo el fondo para subirse al automóvil estacionado en el garage. Y yo siempre le decía : -Pero Roberto ¿no ves que no puede?.
Así que nos buscaba por la puerta del frente luego de dar toda la vuelta a la manzana.
Después de arreglar a la abuela, perfumarla, preparale su bastón, su pastilla y monedero, salíamos las dos a esperar el peugeot celeste.
Mirabamos calladas la vereda, los automóviles, los niños jugandos, los perros, los soderos y los repartidores, los panaderos y lecheros, las señoras barriendo, algún gato colgado del techo, un clavel del aire, dos, tres, allá hay otro, los vecinos sentados en reposera pensando en la mortalidad de los crustáceos.
Hasta que yo decía, - "Venga Mamá, entremos que este Roberto nos ha olvidado".
Fotografía de Martin Parr

Dicen que las mujeres tienen un andar...


Mientras escucho Etta James transformo mis zapatos nuevos, herencia de una abuela que calza la rareza del 35. Très jolie!

domingo, 3 de mayo de 2009

Los padres tienen la culpa de todo



Mi padre es callado, un holograma. Se mueve por la casa sin perturbar el feng shui, las energías y las ánimas que de seguro se depositan en los techos. Su voz es la del televisor, porque cuando todos callan, sabemos que él está porque sentimos un partido o el noticiero de media noche.
Los hijos conocemos sus pasos, el ruido de sus pantalones rozar el piso, la manera en que abre los picaportes. Y cada vez que adivinamos que llega, nos damos cuenta que lo conocemos un poco más y eso nos hace felices.
Un examen de mi hermana nos deparó que yo tuviera que viajar a Buenos Aires sola con él.
Mi viaje fue silencio. Mi padre se comunicaba conmigo para enterarse de que mis necesidades estuvieran satisfechas. ¿hambre, sed, frío, cansancio, museos? Porque buen padre en la preocupación, es.
Una tarde de Museo, fuimos al Nacional de Bellas Artes. Comenzamos el recorrido yo por el simbolismo, él por el academicismo, pensando yo que en algún momento del paseo nos toparíamos aunque más no sea en la unión de las peores obras para él y las peores obras para mí. El cálculo matemático, aunque no impecable era posible. Si habíamos comenzado en sentidos opuestos, por la corriente que más nos gustaba y el museo era circular, era probable, era exacto que nos reuniríamos.
Escuché en mi caminata que mi padre recibió un mensaje de mi hermana, llorando por su examen. Mi hermana para él era esa morena debilidad. Lo supuse triste y quise acercarme pero entré al salón contiguo de donde había venido el sonido del teléfono y no estaba ni en la otra sala , ni en la siguiente, ni en la continua.
Un retrato de una mujer en el Río de la Plata, me miraba apenada. "Rio rio devuelme el amor mío".
Seguí por horas sus rastros, sin encontrar nada.
Me senté en las escalinatas. Me quedé llorando. Un policía me ofreció un vaso de agua, no lo quise, no quise nada. Odié ese mundo, ese mundo y ese destino de buscarlo, de nunca toparme con él, ni en mis peores obras, ni en sus peores obras.

Pequeños seres


Para los que nos criamos buscando a Wally. La estÈTICA se pega en el inconsciente colectivo. Sé que Jung en este momento me sonrìe desde la tumba.

submundo de los mundos


Ilustrated by COPACARAVANA

Monumentos


Barrio Villa Panqueque
Desde que conozco a la gente que vive ahí querían construir una gruta a la virgencita justo en la desembocadura de la calle principal, para que desde donde uno se parasen pudieran ver a la Señora del Valle protegiendo a todos. Pero claro, no había fondos. Cuando consiguieron ayuda de cada uno de los vecinos, emprendieron la obra y al poco tiempo estuvo terminada. Habían logrado una hermosa casilla escalonada, con una ventana de vidrio, que dejaba ver a la imagen de una muñeca preciosa vestida de santa.
Pero al tiempo la construcción se convirtió en asiento de adolescentes adictos al paco . Los mayores del barrio decidieron ponerle rejas para pinchar los traseros de los que se quisieran sentar. El paco se mudó a otro lado. Luego de la limpieza de la casa de la virgen vinieron los grafittis en protesta de la discriminación. Los vecinos quisieron revestirla de azulejos, por lo que necesitaron más fondos. Se pidió a la Santa Sede que por medio de sus representantes terrestres colaboraran con la noble causa, a los concejales, comuneros, ediles, funcionarios municipales, intendentes y gobernadores que hicieran sus aportes como parte de sus campañas. Y se extendió el pedido a las asociaciones defensoras de los derechos humanos, protección del patrimonio cultural, defensa del consumidor, de los derechos del niño, y a las que luchaban en contra el genocidio, tortura y otras penas degradantes. Cuando por fin se reunió el dinero, ya habían pasado 20 o 30 años, y los ancianos del barrio no recordaban para qué se habían movilizado . Los jóvenes del paco, que a esa altura deberían haber sido adultos, ya no estaban, sólo sus nombres en los grafittis de protesta. Los pocos que quedaban decidieron usar la plata para otra cosa, porque revestir la gruta a esa altura era un sacrilegio.