miércoles, 10 de febrero de 2010

Manifiesto


Tarsilia y Osvaldo de Andrade se enamoraron y crearon un manifiesto antropofago y abu puru, como la pomada para la tos, pero que significaba hombre que como al hombre, como homines lupuies homine de hobbes, pero en otro sentido, es decir, canibalismo.
Lo que querían era una aculturación por parte de brasil a los conquistadores.
Es que antes de que llegaron los portugueses a brasil, había conocido la felicidad. Lo mismo pasó con los Incas, y con tantos pueblos.

Desde el avión



Las ciudades encendidas son el correlato del dibujo del universo, quizás coinciden en algún punto. Tienen formas de peces, de corazones de tortugas.
Así como se leen las constelacionesdeberían poder leerse. Los novios se conquistarían enseñàndose los nombres de las figuras urbanas.
Imagen: Palabra Girondo, homenaje 40 años de la muerte de Oliverio Girondo,Biblioteca Nacional. Buenos Aires

Estrellas


Se la pasa el día clonazepaneado, es una verdadera estrella del pop.
Decía un chico en un kiosco de revistas como al pasar, no muy conciente del efecto de esas palabras tiradas al viento.

domingo, 7 de febrero de 2010

Ataque de Mosquitos


El calor húmedo parecía gotearnos por la espalda. El mundo era lento. El peso del vapor se sentía en los hombros, en todo el cuerpo. Era de siesta en Colonia del Sacramento y la gente escapaba hacia las playas de Río. Nosotras también.
La arena era preciosa, pero el agua además de verdosa, era densa y caliente como una sopa de verduras. Apenas unas olas se sugerían en las orillas. Lo demás pura quietud.
Los colectivos colorados, de los años 50 llevaban a Real de San Carlos y dejaban a uno perfecto para cualquiera de las playas.
La vuelta no era complicada , sólo había que saber dónde esperar el colectivo correcto.
No encontrabamos la parada, hasta que nos señalaron una casilla especial. Una madre con tres niñas conversaban animadamente con tonada uruguaya. Eran muy blancas, y en las piernas y los brazos tenían grandes manchas coloradas, tan cercanas unas de otras que parecían sarampión. Las más chicas no paraban de rascarse las picaduras.
Nos sentamos en la parada y de repente los mosquitos empezaron a mordernos. Eran tan grandes que eran fácilmente identificables.
Cuando uno descubría a un agresor en plena apertura de fauses, trataba de correrlo pero se agarraba tan fuerte a la piel de uno, que no quedaba otra que matarlo, porque de soltar .. no soltaba.
La cosa se estaba poniendo peligrosa porque nos ibamos tirando a la ruta para poderlos espantar sin tener en cuenta a los autos que circulaban.
En un momento unos niños pasaron a caballo y no tuvimos tiempo de sorprendernos de que cada uno de ellos llevara rodeando las cabezas, una nube de insectos mordedores porque ya estaban los mosquitos quedándose con nosotras a sumarse al ataque.
El colectivo llegó, y subimos a duras penas, en medio de movimientos bruscos e insultos. Era un baile grotesco la lucha.
Entramos y con ellos los mosquitos, que rápidamente se dispersaron y atacaron a todo el pasaje.
El chofer cuando se percató de la situación gritó:
- pooor favoor gurisas, está prohibido subir con insectos.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Bolivia Mon Amour


La gente volcada a la plaza principal para ver el desfile. Noche calurosa y llena de ruidos, gritos, música, vendedores cargados de luces de colores.
Algunos transeúntes pasan disfrazados, otros mojados o entraschados con nieve artificial. Cada tanto una corrida, arma un dibujo raro en el patrón de las cabezas en hileras.
Los chapaquitos bailando en ronda lucen sus mejores galas, camisas bordadas con flores para los hombres, polleras cortas, tableadas, medio plato para las mujeres, sombrero de paja, y trenzas estiradas con postizos de lana.
La ciudad de Tarija es una fiesta la primera noche de carnivale, pero como todas las ciudades de Bolivia, pueden ser un encanto y un pesar al mismo tiempo. Bolivia es un amor difícil, al que hay que tenerle paciencia.
Caminamos por las callecitas, tratando de acercarnos a la plaza, pero es imposible alcanzarla. Buscamos un camino alternativo que nos lleve a un lugar más tranquilo desde donde podamos ver la fiesta que se está preparando esa noche.
Y en medio de la marcha, me sobresalto por un golpe de líquido helado en mi vientre. Pego un grito aterrador.LA gente se da vuelta alarmada. Un niño se asusta, no entiende que me pasa, sostiene su pistola de agua, parado en la otra vereda. Nunca nadie ha reaccionado de esa manera ante un disparo. Se acaban sus ganas de jugar al carnaval.
Veo otras chicas que disfrutan de ser empapadas por una fila de hombres en plena descarga, solo las más osada se defienden con nieve en aerosol. Simone de Beauvoir preocupada me mira desde Montparnasse y me pide que haga algo.
El niñito que ha cesado en el fuego, me escudriña asustado y levanta una bandera blanca.
Yo me rio y le perdono la vida.
Imagen James Ensor

Tomás Eloy Martinez



No se porqué me dejé convencer, ni siquiera había logrado como dicen los americanos que la historia pasase la prueba del tiempo, pero lo cierto es que el día que terminé de escribir la última palabra de una novela macabra en la que me había empecinado por un año y medio, me dirigí directo al Virla, allí donde estaba él, con mi copia en la mano.
Era la primera vez que estaba tan nerviosa en una conferencia ajena. Lo escuchaba sin prestarle la más mínima atención, tratando de imaginar cómo serìa el encuentro.
La gente renvalsaba por todos lados, sobraban jóvenes, gente grande, parientes. Había mucho de todo. Como el anfiteatro estaba colmado,colgaban pantallas gigantes afuera, donde se reproducía su imagen y su voz, mucho más anciana de lo que aparecía en las fotos de la prensa que circulaban.
Por momento yo no podía respirar.
Me ubiqué al costado de la puerta del salón a esperar la despedida. Cuando la gente comenzó a salir, me deslicé junto a algunos fotógrafos, y me fui a encararlo. Con mi tapado azul tan de niña y seguramente un prendedor retro, con mi novela en mano, impresa en simple faz, que se había convertido en un monstruo de trescientas hojas obeso.
Cuando me tocó el turno en la fila de los que lo esperaban y llevaban regalos, me emocioné, le di un beso, y la voz me salió en una hilacha, cuando ya él se impacientaba por mi silencio.
Le dije era mi opera prima,y que me gustaría una opinión. `El la tomó con amor, y me plantó un beso.
Viví 7 minutos de gloria, hasta escuché un aleluya cantado por querubies azules. Si existe la introyecciòn,en ese instante había absorbido parte de su espíritu en el intercambio.
Esperé por meses un email que después fueron años.
No se si la novela era un total desastre o iba encaminada, probablemente sea lo primero, pero siempre me quedará esa duda.
Años más tarde me enteré, cuando trabajaba en el diario, que el cáncer lo estaba matando. Aùn así esperé, es que uno siempre guarda una ilusión de principiante.
Quizás pudo incluir en su libro póstumo la historia de una chica que lleva un escrito grosero y grande hasta sus manos, o quizás pudo usarla como papel secante para hacer germinar porotos.
Lo cierto es que ayer la noticia de su muerte me llenó de nostalgia por la pérdida de ese escritor tan grande, pero también le puso fin a mi incertidumbre. Por lo menos se que ya nunca va a contestar.