jueves, 11 de junio de 2009

Entonces Sócrates es mortal


Decidimos llevar a los niños al museo. Estaban de visitas y había que mostrarles que hay vida después del off de algúna máquina electrónica. Hacía frio y se nos ocrurrió que ese era el lugar donde podrían encontrar ideas para pintar, dibujar, reyonear hasta el cansancio. Francisco experto en caricaturas, Hernán en paisajes, iban a saber entretenerse en la muestra colectiva que se presentaba esa semana.
Entraron los pequeños, con una despreocupación casi blasméfica. Es que nadie -por suerte- les había trasmitido lo del arte aurático. Cantaban, pretendían correr entre paredón y paredón y hacían su crítica a los gritos, alabando todo lo que tuviera una mínima adhesión al pop art especialmente.Un guardia de seguridad los seguía, intentando contener las carcajadas ante cada comentario de los dos expertos.
Hernán en uno de los recorridos descubrió un retrato que lo fascinó y llamó a su hermano a los gritos.
-Francisco! mirá ese viejo es igual a Menem, señalando un trabajo de Atilio Terragni, donde un barbudo de pelo blanco miraba con cara malvada.
Mi madre, preocupada por sacarlo del error, le preguntó si realmente en sus cortos 6 años conocía a carlos Saúl. y antes de obtener respuesta, le acotó, ¿no ves que el señor de la obra es igual a tu Tío abuelo René Juan?
Hernán la miró divertido y dijo:
- Francisco.... entonces somos nietos de Menem.

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