domingo, 9 de noviembre de 2008

Película 3 Minutos. Crítica. (Perdón Lublinsky)


Cuando aceptamos el contrato psicológico con el director de una película- contrato que no tiene lugar históricamente sino que está sugerido- esperamos una historia narrada y concebida en su totalidad. Y aunque no siempre exigimos verosimilitud, puesto que eso depende del género, al menos esperamos que sea convincente, que se trate de una ficción bien concebida en todos sus caracteres.
La coherencia exige que sus partes guarden relación, que se mantenga un hilo conductor del principio al final, que no sea pathwork sin costuras lógica, ni secuenciales.
No buscamos ver mil ´películas en una, sino una película con mil y una partes, pero una película la fin.
Nada de eso encontré en "3 minutos", ni el los 80 que duró el film.
Quizás fue un problema de guión, quizás en la dirección. Pero lo cierto es que no se encontró una manera de narrar sino hasta el final. Y una vez concebida, en lugar de volver al comienzo y lograr convertirlo todo a la manière descubierta, se dejaron las diferentes voces como un frankenstein denunciando el pastiche de partes.
Puedo rescatar los recursos del teatro como el congelamiento de actores (parece un efecto especial pero es hecho a puro pulmón de los personajes), y objetos suspendidos en el aire. También me encantaron corridas de los protagonistas en las que uno busca al otro por la izquierda, y ese pasa corriendo arriba hacia la derecha, que nos recuerdan quizás a los desencuentros espaciales de los teatros de títeres.
Pero el problema, que yo encuentro, estriba en que se nos presenta como una película romántica, llena de detalles deliciosos y muy estéticos, se convierte en una de ciencia ficción con científicos y laboratorios, luego en una comedia del estilo " el quinteto de la muerte" con cueva y todo. La historia que en un principio se nos plantea como central se abandona en mitad de la película, y se la retoma al final, para darle un final rápido, simplista y hasta infantil. Nos engañan, prometiendonos ese momento, para luego rematarlo a un precio irrisorio.
En el debate con el director, una actriz defiende que no se le puede dar más importancia a esa historia, porque los amantes está viviendo su tiempo, mientras el resto está paralizado. Méliès ofendido. Después de todo son decisiones.
Las floggers que habían entrado a la sala por Nicolás Pauls, subestimadas por el director, salen contentas con la película, llenó todas sus expectativas, quizás sea después de todo una cuestión de públicos.

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