jueves, 31 de enero de 2008

Oliveiro, Bob, esponjas, absorvencias


Hoy Oliverio me decía: "Nunca sigo un cadáver, sin quedarme a su lado/ cuando ponen un huevo, yo también cacareo/ basta que alguien me piense para ser un recuerdo" Y yo decía qué genialidad del tipo, porque yo tantas veces he ladrado cuando he visto un perro, o destilé frente a un vaso de alcohol ¿Cómo puede un tal OLiverio, un tal Girondo, así como así, sentir lo mismo y encontrar las palabras que yo creía que eran mías. (aunque es evidente que en composición son de él) y adelantarse como un Nuñez Cabeza de Vaca.
Yo hubiera dicho en vez, soy una esponja, una absorvente substancia, un papel secante, y hubiera virado así al fenómeno físico de la absorción de una materia (líquida) por otra; y hubiera caído en una cuchilla de clichés como de un videojuego. Cuchilla que sale y se esconde, sale y se esconde, y ahí cuando sale, Chin- el zarpazo, letal = muerte= mundaniedad= falta de ser específico.
Pero él ha sido tan poeta, que hasta me da verguenza tener que admitirme tan lejos.

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