domingo, 22 de junio de 2008

El super clásico



100 días de conflicto entre gobierno y campo. 100 días que se van a prolongar y multiplicar hasta que venga una nueva generación de cuidadanos y de dirigentes, y no quede ni un solo rencor, ni un solo mal recuerdo. Las guerras civiles parecen estallar un día de la nada, e intalarse, pero son largos procesos que se vienen gestando por lo bajo, y cuando salen a la luz, bum! no hay vuelta atrás.
Y la división es injusta y triste.
No es que creo tampoco en la comunidad perfecta de MacIntyre, donde todos tengan que ejercer la virtud como buenos hermanos, y vivir en paz y felicidad con liebres blancas saltarinas. Pero, sí sé que para que se mantenga la democracia se necesita un mínimo de consenso y por sobre todo respetar sus reglas.
Cristina y su marido no las respetan, pretendiendo un hiperpresidencialismo, que como si fueramos poco no se encierra en una persona, sino que ahora se expande por parejas. (con su reflejo en el mundo de lo sensible, en José Jorge y Betty), y además desconociendo reglas básicas constitucionales.
Por otro lado, el campo, con grandes estrategias de marketing, identifican pueblo con campo, bandera argentina con campo, y reclamo de un sector, porque después de todo es un sector, con campo.
Respeto que se enojen, que ejerzan su derecho a reclamar, y no necesariamente a través de un partido político, porque tb existe un derecho a huelga, pero lo que enoja es que el compromiso con la política dure lo que duran unas retenciones. Ojalá se movilizaran de esa manera por otras cosas más lejanas.
Y sentando ahora nuevamente a crisitna en el banquillo de los acusados, a todos nos molesta esa soberbia, ese despilfarro de gastos que nos muestran que no obedece la misma ley que crea. Nos molesta que se dedique a la politica exterior como jefe de estado, cuando es solo una de las caras de las funciones rivadavinas¿Por qué no se conformó con ser canciller? quizás estaba más acorde a sus pretensiones.
Y por último nos molesta que no haya recurrido a asesores, a la sociología antes de tomar una decisión impositiva, dicho sea de paso que no le correspondía tomar, para evitar tremendo impacto en la comunidad. Parece que no le teme a Locke con sus advertencias de derecho a resistencia del pueblo y de revocar a sus gobernantes.Y bueno para qué hablar de sus patovicas sindicaleros....
Pero volviendo al campo, tampoco se arreglan las cosas con un "que se vayan todos" porque las reglas de democracias nos dicen que tenemos que respetar a los gobernantes elegidos por la mayoría, y quejarnos dentro de los margenes de los mecanismos institucionales, no desabasteciendo un país, o paralizando todo.

Y el espiral nunca se acaba. Porque podríamos volver a Cristina, y decir que después de esta experiencia, ¡chicas! no soñemos con acercarnos a una banda presidencial... pero ya es mucho, asi que me voy con la idea de este super clásico, gobierno campo, a ver cómo sigue el campeonato y si después de todo alguno de los dos equipos me convence para estar de alguno de los lados.

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