domingo, 1 de marzo de 2009

Corazón de tiza


Llegaron a casa esos tipos rudos que son los albañiles, con sus andamios,  sus materiales, bolsas de cementos, palas, sus mates cocidos, sus musculaturas. Y con ellos, la falta de sol para el pasto que queda debajo de los escombros, el polvillo que lo cubre todo, el desorden. Es que donde hay un albañil, hay un caos espacial y de materia. Traen además, una rutina de martillazos y golpes, de tirarse ladrillos desde el techo, de carretillas sobre puentes de madera. Comen a deshora, compran una Coca cola que comparten , charlan y entablan amistad hasta con los amas de casa, que tanto los odiaron los primeros días, cuando llenaron la casa del desastre que solo las reformas traen. Se hacen amigos de todos. Conocen los apodos más intimos de la casa, las rutinas, los gustos de cada uno, las costumbres.
Estos hombrecitos tan especiales llegaron una vez más a casa este verano y desde entonces se sucedieron todas las situaciones típicas antes descriptas. Los hombres rudos, desplegaron su ruido, sus habilidades acrobáticas, sus fuerzas desmedidas,sus escombros, y fueron y vinieron descargando camiones y llevando materiales.
Pero esta vez, acontecieron situaciones que pusieron al descubierto una cara que no conocíamos de ellos. Un día, elcaniche toy de la casa, decidió salir a la calle cuando el portón estaba abierto y todos gritaron -Señora, señora, se va chini!Otro dìa trajeron una cámara y lo fotografiaron, y el tercer día se enamoraron de un silloncito de plaza para niños que teníamos herrumbrado en algún depósito.
La única conclusión que sacamos fue que después de todo, son seres fortachones pero con corazones de tiza. Después de todo ¿el lado dionisíaco no le gana siempre al titánico? que así sea...

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