lunes, 19 de mayo de 2008

Así se ve una clase de derecho (de las buenas que no son muchas)


Son las 2.01, el aula está en silencio. No nos conocemos. A las 2.02 entra la profesora pidiendo disculpas por no habernos encontrado antes.
Tiene un aire de simpatía que hace que olvidemos que el taller dura tres horas, que es plena siesta, que en el aula falta el oxígeno.
El aire de simpatía se corrobora apenas sonríe mostrando en un solo movimiento, una fila de dientes blancos, muy blancos, encima de otros que también se ordenan en línea recta.
La clase empieza, nos vamos animando a participar y pronto es un coliseo. Unos chicos se ríen, y tenemos miedo al rigorismo, pero parece que hoy nos equivocamos porque estamos en manos de la democracia.
NO por eso hay anomia, así que pronto las risas son calladas.
Hablamos de nuestra profesión, que es una de las más antiguas, junto con la de Hipócrates ( y bueno la otra) ; del contrato social, del derecho, que existe desde que hay dos hombres.
Lo más inquietante es ver cómo la redes de caminos se van construyendo en la charla. Y los temas nos llevan, nos conducen, y de pronto estamos pensando en el campo laboral, en jueces, abogados escritores de los medios, en Tucídides abogado, en Sócrates (que de haber existido) se hubiera inscripto en el plan 2.000.
Entra la política, Fujoe (que habla del anormal), María Julia, Chabán, probation, bioética, medios de comunicación, presunción de inocencia, juicio abreviado, mediación, década del 70, su surgimiento en Harvard, el desentrañamiento del interés de las partes, el papel del juez, el divorcio y su no-mediación, del procurador, del escribano, de su fe pública, de las películas que ponen imágenes a tanta teoría.
De pronto donde escaseaba el oxígeno, hay una ventana, o una puerta o lo que sea, que nos trae el discurso, que nos acerca al mundo y a las noticias.
Y justo en el momento en que todos nos ponemos serios, justo en esos momentos en el que el pensar empieza a hablar por lo bajo, la profesora lanza una carcajada, una risa (nacional) que descomprime, que relaja, que hace que el mundo sea un lugar más sencillo.
Después el trabajo se reparte en grupos,un texto, y nos imbuimos en otra puerta.
Pasa Ulpiano, alteri non laedere, cuique sum tribuere, honestere vivire.
La prudencia es la protagonista y nos abocamos a su análisis, la desnudamos, la examinamos, la sentenciamos.
En el momento de compartir en grupos, la profesora se nos acerca, nos entrega una 23, nos recomienda zaffaroni entendemos que no sólo es democrática, también garantista. Prometemos leerla a ver si podemos anular el código penal, si nos dan las firmas.
Discutimos, leemos, recordando esas frases que parecen que se borran cuando promocionamos, pero que están en algún sitio, latentes.
El lunes habrá que reunirse a continuar con las tareas, buscar noticias, hacer resúmenes, preparar exposiciones, humoradas de abogados.
No son pocas, pero la profesora se ríe y nadie se resiste a la condescendencia y prometemos y no nos quejamos.

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