jueves, 15 de mayo de 2008

Decisiones Peligrosas (otro de cine)


Son las nueve de la noche, y a pesar de que es invierno, hay un extraño clima cálido. La gente aprovechando sale a los bares, a tomar algo, solo para estar en la noche de un martes, mirando la ciudad.
Mirando desde la noche, desde el calor, desde quien siente que debería estar durmiendo, si fuera un día normal. Pero no es un día normal, hace caloor y eso invierte todas las relaciones. Como si la semana se conviertiera en feriado, y los bares en lugarres de trabajo de assitencia obligatoria.
Camino por la calle con la conciencia de que estoy presenciando un evento. Miro todo, queriendo recordar los detalles, por si alquien me preguntara en un interrogatorio, where were you tuesday night?
Salgo de la casa de mi novio, y voy a la sala de cine de los martes. Sola, esta vez no arreglé con nadie, esta vez me largo por pura lealtad ciega, a la pelicula. (aunque ciega no sea un buen adjetivo en la misma frase que película).
Estoy emocionada, por la adrenalina de la sala oscura, las paredes rojas, las luces en penumbras y esa pantalla blanca que cobra forma de realidad.
Empieza la película que es un un gran signo de pregunta.
SHEEEEESTRONG, repite el presentador. Y empieza.
Pero antes de que las luces desaparezcan, de que yo termine de acomodarme en el balcón en lo alto, de dificil acceso, lejos de todo, antes de que en mi travelling mental vea que somos menos que nunca en la sala, antes que todo eso, suena la advertencia de un hombre que quiere liberarse de la responsabilidad ulterior : "Tomamos una decisión como productores de este espacio de cine debate".... de pasar esta película tal como la vieron en 1921.
Y no termino de escuchar cine mudo, hora y media, sin gags, sin chaplin , sin keaton, y empiezo a empujar las sillas. Hago tanto ruido que las miradas represoras me retienen, quiero bajar la escalera de caracol, pero de repente se convierte en laberinto de hierro, y parado en la boca, está el que pasa la cinta, el cinema paradiso, que acaba de salir de su cabina.
Un conocido de la facultad, me mira desde adelante indignado. No sé cómo bajar, y mientras tanto la pantalla, muestra una imagen deslucida por el celuloide de poca calidad.
Pienso en las posibilidades de escapar por el techo, pero son pocas, pienso en detener la función, y hacer una declaración de mis principios, una revolución de sala, una sala tomada, guiada por mi gusto estético dictador que no aguanta el pluralismo.
Estoy encaprichada en no dejar que esto continue teniendome presa, pero la gente se empecina en parecer un público cómun y corriente, que hasta disfrutara.
Estoy atrapada, no puedo salir, y comienzo a llorar despacio. Enojada, enojada, hasta que mis lágrimas se llevan las sillas, y corrompen el parquet, y bajan en cascadas por la escalera caracol, y cae el operador de cinema paradiso, y las señoras grandes de la censura, y mi compañero conocido, naufragan, y el gordito que repite sheeesstrong rimbonbante, es él que me ruega, que pare con el llanto, con el agua, con la inundación, con el genocidio húmedo.
Después de todo las decisiones son peligrosas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lainsignia.org, otra página para la colección.

Lu

La elección peligrosa yendo al cine, el encuentro desaforado entre una ilusión y 1921. La soledad o el espanto con las películas añejas. Tal vez ambas, tal vez fueron algunas sensaciones más.
Si, lo fueron, la impotencia, ese llanto... y por ende el genocidio húmedo.


La consecuencia: Después de todo, lo peligroso es no decidir.