domingo, 30 de marzo de 2008

Baratijas y calles tristes


La calle más triste de la ciudad se llama Crisóstomo, y se pone más dramática aún de noche, cuando se cierran las persianas de los negocios, cuando la basura se evidencia, prófuga de las bolsas, de los cestos; cuando los hombres del cartón salen a hacer su trabajo; cuando los ómnibus hacen sus últimos recorridos, agonizando cada vez que arrancan, luego de una parada.
Hay una mercería turca, que vende inciensos, objetos mágicos, un muñeco de niño con falo de descorchador, guantes de lana mágicos que se estiran para cualquier mano, compre señora, lápiz de labios verde pero que pinta colorado, dos por uno, lleve, lleve, medias, cancanes con refuerzo para levantar la cola.
Bombachitas rosas para año nuevo, tangas negras y lencería, pomada de escamas de víbora para los dolores del cuerpo, rosarios, estampitas, llaveros, sahumerios, floreros, espejos.
Pilas, afeitadoras, con repuesto.
Recorrer sus calles es adueñarse de esa tristeza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dany: acabo de comprobar que con tu aguda capacidad para ver las cosas y de describirlas, sos una poética y contemporánea versión de Roberto Arlt cuando hacía sus "Aguafuertes porteñas".
Seguí humillando al resto de los "Bloggers".

Atte. Gonz@lo

Daniela Lopez Testa dijo...

Gon, me pareció bueno, dejar inmortalizado un momento de una calle, en un texto. Porque soy consciente de que esas visiones ayudan al recuerdo, y que el día de mañana voy a leer mi propia descripción asombrada de un paisaje que probablemente me será desconocido. Lo grave es que no me contenté con mi ciudad y también televisé calles de tu Cba. Espero que no cobren por allá, copyright, porque voy muerta.
Saludos