sábado, 29 de marzo de 2008

La gente banal no comprende las historias


No soy buena para las historias de almohadones, azules, celestes y ocres. Todos ellos me adoran como fans, mientras les relato. Sin embargo, no puedo despistar mi lealtad de temas tristes como el niño y el perro que se pierden en el camino aleatorio, y la madre que por si acaso los llora a los dos. Y ahí, luego de escuchar la historia, los almohadones se golpéan como si fueran una palma y la otra, para un aplauso, no entendiendo la gravedad de la historia. Hasta que uno de ellos pregunta:
- ¿cómo se llama nuestra condición en lengua portuguesa?
-Creo que almofada- dice alguien desde el fondo.
Y se vuelven a reír haciendo palmas acolchonadas, como si fueran una mano y la otra.

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